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Budapest: a través de vapor, castillos y partituras

A orillas del río Danubio, se encuentra la gran Budapest, una ciudad con mucha historia que emerge de nuevo como un importante destino cultural del «Viejo Continente».

La historia de Budapest es que no es una, sino tres. Lo que hoy conocemos con el nombre de Budapest surge en 1873 a raíz de la unión entre la antigua ciudad de Óbuda, Buda, al lado izquierdo del Danubio, y Pest, en la parte derecha del mismo río, que decidieron cruzar sus caminos y convertirse en una sola nación.

Esta tierra tiene mucha historia, ya que ha sido, entre otras cosas, un asentamiento romano, tierra de hunos y hogar del pueblo magiar. En tiempos más modernos, Budapest cayó en manos rusas tras 1945 y, tras varias rebeliones reprimidas, consiguieron la liberación en 1989. A partir de esa fecha, la ciudad ha ido progresando en aspectos sociales y culturales hasta convertirse en una de las capitales más visitadas de Europa. Y es que la ciudad de Budapest dispone de una gran oferta histórica, cultural, natural y de relax, o dicho de otro modo, enfocada a todo tipo de viajeros.

En esta nueva entrada del blog, descubrirás algunos de los atractivos que la bella capital de Hungría tiene guardados para ti. ¡Bienvenido a Budapest!

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Un puente con mucha historia

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el Puente de las Cadenas de Budapest tiene guardado un lugar especial en los libros de historia de la ciudad. Antes de su construcción, sortear las turbulentas aguas del Danubio que separaban las ciudades de Buda y Pest era una tarea difícil, ya que, o se atravesaban en barco o tocaba esperarse al invierno y cruzar a pie sobre el agua hecha hielo. Para dar una solución a esto, en 1849 el Conde Esteban Széchenyi financió la construcción de un puente que uniese Buda y Pest, que finalmente sería conocido como Puente de las Cadenas.

El Puente de las Cadenas es todo un símbolo de Hungría que atrae a cientos de turistas al año. Consiste en un puente colgante con dos grandes torres de piedra en sus extremos y que tiene un tamaño de 380 metros de largo por unos 15 metros de ancho. Se caracteriza por diversos adornos neoclasicistas, entre los que destacan 4 imponentes figuras de leones, y se encuentra iluminado por un gran número de farolas dispersadas en su recorrido. El Puente de las Cadenas está considerado uno de los más bellos del mundo y es todo un símbolo de unión, tanto física como metafóricamente, de Buda y Pest.

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La joya de la corona

Una de las postales más conocidas de la ciudad es la que tiene como protagonista al imponente Parlamento de Budapest. Y no es para menos teniendo en cuenta que este edificio está considerado como la obra de mayor relevancia del siglo XIX en la ciudad.

El monumento se inauguró en 1904 y destaca por una estética con diferentes corrientes artísticas predominadas por el gótico renacentista. Dispone de una imponente fachada de 202 metros bañada por las aguas del Danubio y guarda en su interior numerosas estancias y diferentes patios.

Hay que hacer especial hincapié en su enorme cúpula de estilo renacentista, ya que guarda en su detallado interior las joyas de la corona, protagonizadas por la famosa corona de la cruz partida, bajó la mirada de distintas estatuas de antiguos reyes húngaros.

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Un castillo a la altura

En la cima de la colina Várhegy se encuentra el tercer gran símbolo de la capital húngara: el Castillo de Buda.

Esta impresionante fortaleza se alza sobre Budapest desde el siglo XIV, siendo completamente reconstruida y ampliada durante los siglos posteriores. Dada su privilegiada ubicación, el edificio ha sido el blanco de múltiples ataques en el pasado. Esa misma posición atrae a los viajeros, ya que las vistas de la ciudad desde allí son absolutamente espectaculares.

El Castillo de Buda ha tenido una larga historia. Antiguamente, era la residencia histórica de los reyes húngaros, sobre todo durante la Edad Media, y después pasó a convertirse en un destacado centro cultural y científico. En la actualidad, sus salas guardan distintos museos como la Galería Nacional de Hungría, el Museo de Historia de Budapest o la Biblioteca Nacional Széchényi.

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Paradas Culturales

Budapest ha sabido recuperar el esplendor culturar que tenía en épocas pasadas y ahora respira un aire renovado, convirtiéndose en un moderno destino a la altura de las expectativas. La ciudad dispone de distintos puntos culturales, sin embargo, destacan por encima del resto 2: la Ópera de Budapest, El Nuevo Museo Etnográfico.

La Ópera de Budapest, también conocida como la Ópera Nacional de Hungría, está considerada una de las mejores salas de ópera del mundo, hasta el punto de mirar de tú a tú a la magnífica Ópera de Viena. Inaugurada en 1884 y con un estilo neorrenacentista, esta sala es una parada obligatoria en el itinerario por Budapest, además es fácil encontrarse con ella, ya que se ubica en el centro de la ciudad. Es el hogar de la orquesta sinfónica de Hungría y las obras que se interpretan allí se caracterizan por su exquisitez.

El Nuevo Museo Etnográfico, inaugurado en 2022, es un moderno empujón cultural a la ciudad. Considerado un vanguardista emblema arquitectónico húngaro, este ambicioso museo contiene más de 250.000 piezas que contienen coronas de plumas del Amazonas, máscaras incas o espadas samuráis. Y en su punto más alto se encuentra una azotea en rampa donde descansa un bello jardín desde el que se pueden disfrutar unas agradables vistas.

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Entre vapor y agua

Una de las peculiaridades de Budapest radica en su ubicación geográfica y es que la ciudad se encuentra sobre una amplia red subterránea de grutas y aguas termales que la convierten en un gran destino para los viajeros que gusten de este tipo de turismo.

Las aguas termales ganaron en importancia durante el siglo XX dada su fama como tratamiento contra ciertas enfermedades, sin embargo, su uso se remonta a la época de ocupación romana de la zona, principales usuarios de estos baños. En la actualidad, la ciudad dispone de alrededor de 118 manantiales, contando tanto los naturales como los artificiales, repartidos por las zonas cercanas al Danubio y que emanan agua entre los 20º y los 80º C.

Existen distintos tipos de baños que se dividen principalmente por su ubicación, los que se encuentran en espacios cerrados y techados y los que se ubican al aire libre, y según si son mixtos o no lo son. La variedad es muy amplia, ya que el viajero puede disfrutar desde la espectacularidad del balneario neobarroco y al aire libre de Széchenyi, el más grande de toda Europa, pasando por las techadas aguas del balneario Gellért, en el interior del hotel de idéntico nombre, y terminando por las centenarias termas del balneario Rudas, con los misteriosos halos de luz que se cuelan por el techo.

Como habéis podido comprobar, la calidad y la cantidad de las termas que se encuentran en Budapest son uno de sus mayores reclamos turísticos, hasta el punto de ser considerada, desde 1934, como la «Ciudad de los Balnearios».

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Y, por último, una isla

Existe un lugar en Budapest para aquellas personas que quieran desconectar del bullicioso ambiente de la ciudad: Isla Margarita.

En las aguas del río Danubio se encuentra esta verde extensión de tierra de unos 2,5 kilómetros de largo y unos 500 metros de ancho, caracterizada por sus amplios parques y lagos que invitan a zambullirse de lleno en plena naturaleza.

En ella podemos encontrar bellos estanques japoneses, distintos monumentos, playa Palatinus (una de las playas más solicitadas de la ciudad), distintas piscinas y hasta un mini zoológico. Por último, se encuentran algunas ruinas dominicas y, entre ellas, la tumba de Santa Margarita, la princesa húngara que da nombre a la isla.

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Peculiar, entre otras cosas

Europa es un continente con ciertas peculiaridades en forma de magníficos destinos que visitar y está claro que Budapest es uno de ellos.

Desde la unión de las tres ciudades que la compusieron hasta la moderna y cultural Budapest que conocemos hoy en día, hay mucha historia que contar. La «Ciudad de los Balnearios» es mucho más que ese título que la acompaña y el viajero que decide recorrer sus calles, visitar sus monumentos, bañarse en sus aguas o desconectar entre la vegetación de su isla, apuesta sobre seguro a un destino que recordará para toda la vida.

Y tú, ¿Te animas a descubrir los detalles que hacen de la capital de Hungría un destino tan diferente?

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