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Misterios de Egipto: Karnak, la morada del dios Amón

Considerado el mayor templo egipcio del mundo, Karnak recoge en sus terrenos toda la esencia cultural de la «tierra de los faraones».

Entre las dunas del desierto del Sáhara se encuentra un destino de lo más enigmático e interesante que un viajero puede experimentar en el mundo: Egipto. La mitología, la historia y la cultura que brotó alimentada por el río Nilo es única en el mundo y esas peculiaridades la han elevado hasta convertirla en un destino imprescindible en la hoja de ruta de toda persona aventurera.

Egipto es en sí un monumento. Vayas a donde vayas, puedes encontrar vestigios del gran imperio que fue en la antigüedad, desde una pequeña esfinge hasta la gran Pirámide de Keops. De entre todos esos atractivos, en el artículo que leerás a continuación te descubrirá los secretos del mayor templo egipcio que ha existido y existirá, la morada del dios Amón, «el oculto», hablamos del imponente Templo de Karnak.

Templo Karnak 1

Tierra mítica

El ser humano suele buscar con ahínco una explicación para cada una de las cosas que le rodean. Esta peculiaridad es tan cierta ahora como lo era hace milenios, cuando no existían medios para acertar en el porqué científico de, por ejemplo, las auroras y los ocasos. Y es en esa necesidad de explicación donde surgen las mitologías.

La mitología es el conjunto de historias y leyendas asociadas a un lugar concreto que explican la creación de montañas, ríos o el propio universo a través de uno o varios protagonistas. Una de las mitologías más ricas que han existido es la del Antiguo Egipto. En estas arenosas tierras se practicaba una religión politeísta con un amplio abanico de diosas y dioses que protagonizaban historias tan interesantes como defender la barca solar de los ataques de una gigantesca y aterradora serpiente en las oscuras horas de la noche o guiar las almas de los difuntos hasta la prueba final asociada a su destino que pesaba su corazón frente a una pluma.

Elenco de deidades

Ra, el dios del Sol con la gran esfera roja sobre su cabeza, Maat, la diosa de la justicia de brazos alados, Anubis, el dios del más allá y cabeza de chacal o Thot, el dios de la escritura y los jeroglíficos con su cabeza de ibis, eran alabados por todo Egipto y se erigían en su honor desde pequeños altares hasta monumentales estatuas y templos.

Y la deidad más importante de todas era Amón, «el oculto», dios de la creación que era representado con la piel azulada y, en otras ocasiones, con la cabeza de un carnero. Esta poderosa deidad era el centro del panteón egipcio y la figura que disfrutaba de un culto mayor. Tanta era su importancia, que se convirtió en el patrón de la gran ciudad de Tebas y allí se erigió en su honor el mayor templo conocido: Karnak.

Mitología Karnak

La morada del dios Amón

Hablar de Karnak es hacerlo sobre uno de los mayores templos de la historia. Su génesis tuvo lugar hace unos cuatro mil años, durante la dinastía XI, y se decidió levantar el templo en lo que ahora se considera la ciudad de Karnak.

Los días previos a su construcción se realizaron distintos rituales purificadores con la intención de limpiar la zona de la futura residencia del dios, algo muy habitual en templos de ese calibre. Comenzaban con un ritual conocido como pedj-sesh, que orientaba el templo hacia un elemento de relevancia. En el caso concreto de Karnak, se construyó en dirección a salida del Sol durante el solsticio de invierno, por lo que, en dicha época, se aprecia la salida del astro sobre la puerta de entrada conocida como Bab el-Makhara. Más tarde se llevaban a cabo otro tipo de rituales: esparcir yeso purificador, enterrar materiales en los cimientos, etcétera.

Finalmente, con el templo ya construido, se purificaba una última vez y se narraban lecturas de textos sagrados para ganarse así el favor del dios.

Misterios de Egipto

Un templo a la altura de los dioses

Poco a poco, Karnak se fue convirtiendo en el corazón de Egipto. Ese primer templo fue la base sobre la que, durante más dos mil años, los faraones que fueron sucediéndose uno tras otro en el trono aumentaron y remodelaron Karnak hasta convertirlo en uno de los templos más espectaculares que existió en la antigüedad.

De esta manera, nuevas estatuas, esfinges, grabados, columnas y muros fueron apareciendo poco a poco en el interior y las inmediaciones de Karnak para rendir culto al poderoso dios Amón «el oculto».

El complejo se compuso de una serie de elementos que siguen brillando hoy en día. Estos elementos se han convertido en santo y seña de aquella gran civilización y son todo un símbolo del país egipcio a la altura de las Pirámides de Guiza o Abu Simbel.

Templo Karnak

El paseo custodiado por carneros

Como hemos mencionado antes, la representación del dios Amón se mostraba con la piel azul y, en ocasiones, también con la imagen de un carnero. La figura de este animal es la protagonista del extenso camino repleto de esfinges que unen el muelle del Nilo con la entrada al Templo de Karnak.

Estas estatuas son crioesfinges, una figura habitual en el Antiguo Egipto que consistía en el cuerpo de un león tumbado con la cabeza de un carnero. La figura simboliza el poderío del dios Amón a través de las facultades asociadas a ambos animales y aparecen repetidas durante el trayecto del muelle al templo con la intención de proteger la entrada al monumental recinto.

Carneros Karnak

Adentrándose en el corazón de la historia

Tras recorrer el paseo franqueado por carneros, se llega hasta las espectaculares puertas del templo. Estas construcciones se conocen como pilonos y son enormes torres trapezoides que forman una entrada, siendo el más grande el de la entrada principal, y con un marcado simbolismo que evocan las dos colinas y el horizonte que marca la aurora.

El desnivel de altura de algunos pilonos muestra la obra como inacabada, ya que se tenía la intención de que llegasen hasta los 40 metros de altura. Cada puerta que se cruza es hacerlo al interior mismo de Egipto y por eso la gran apuesta en su forma y tamaño.

Pilolos Karnak

Un inmenso bosque de papiros

La sala hipóstila es la estancia más llamativa del Templo de Karnak. Era común que los templos del Antiguo Egipto tuviesen una, pero ninguna llegó a ser tan espectacular como la que aquí se encuentra.

Hablamos de un majestuoso bosque de 134 columnas papiriformes con una altura aproximada de 15 metros las más pequeñas y 24 metros las doce que conforman el pasillo central de la sala. En ellas se pueden ver distintos jeroglíficos tallados en la roca que forman distintas escenas, todas ellas en referencia al dios Amón de una u otra manera.

La luz es otro elemento importante de la estancia, ya que se cuela por cada uno de los rincones dada la diferencia de alturas y la celosía que permitía su paso. Este juego permite iluminar una estancia que, de otra manera, se encontraría en penumbra. El techo estaba pintado en un tono azulado y se encontraba decorado con detalles en relieve de color amarillo que simulaban estrellas titilando en plena noche.

Se dice que la disposición de las columnas, los adornos en el techo y las paredes simulan los bosques de papiros colindantes a Nun, las aguas sagradas de la mitología egipcia sobre las que se creó el mundo, los dioses y todos los seres cuando en la tierra reinaba la nada.

Bosque de papiros Karnak

Grandes gemelos y un poderoso lago

Tras dejar atrás la sala Hipóstila, aparecen dos gigantescos obeliscos que llaman la atención tanto por su altura como por su belleza. Estos simulan los rayos del dios del sol Re, una deidad muy asociada a Amón. Los distintos faraones que gobernaron Egipto erigieron varios obeliscos dentro de Karnak en su honor, sin embargo, tras el paso del tiempo solo quedan en pie estos dos.

Al término de la ruta se encuentra uno de los elementos más peculiares y con mayor significado del templo: el gran lago. Cuenta la mitología egipcia que en el principio de los tiempos solo existían las aguas del Nun, considerado el primer océano. De allí surgió toda la vida conocida y ese símbolo vital está representado en las aguas de este lago.

Su principal uso era el de purificar a los sacerdotes antes de rendir culto a Amón. En sus tiempos, en el lago vivían distintos animales, algunos de ellos sagrados debido a su asociación con el dios Amón. El único «animal» que sigue allí es el conocido como Escarabajo de la suerte egipcio, un modesto pedestal con la figura de dicho animal en su parte más alta y que es rodeado por los visitantes mientras piden sus más anhelados deseos.

Lago Karnak

Enigmático e incomparable destino

No existe lugar en el mundo que se pueda comparar con Egipto. La «tierra de los faraones» es un todo un oasis en mitad del desierto, donde imponentes construcciones e interesantes monumentos históricos y culturales se dan la mano para asombrar, desde aquellos tiempos y hasta el día de hoy, a todo viajero que se anima a visitarla.

El templo de Karnak es uno de los grandes símbolos de la misteriosa e interesante cultura egipcia y lo que allí se encuentra va más allá de todo lo conocido. Erigido para ganarse el favor del más poderoso de los dioses, Amón, «el oculto», esta morada se ha convertido en uno de los mayores destinos turísticos del planeta y tiene toda la intención de serlo, al menos, durante dos mil años más.

Karnak noche
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