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El Rey de Mármol: David, un símbolo del Renacimiento

Uno de los grandes símbolos del Renacimiento es el David de Miguel Ángel. Esta espléndida representación del cuerpo humano rompió los esquemas artísticos de la época, generando admiración y polémica a partes iguales, principalmente por mostrar un desnudo integral en la pieza.

El movimiento cultural conocido como Renacimiento fue una de las transformaciones más grandes de la historia de la humanidad. El contexto previo al cambio se caracterizaba por una sociedad de rígida mentalidad teocentrista, la ideología predominante de la Edad Media. Con el paso del tiempo, el Renacimiento fue ganando en presencia y la mentalidad cambió gradualmente de ese teocentrismo hacia un antropocentrismo, que alzaba la figura humana como principal protagonista de todo, dando inicio a la Edad Moderna.

Y en los inicios de esta nueva corriente, un joven escultor llamado Michelangelo Buonarroti, (conocido en España como Miguel Ángel) mostró al mundo una escultura que se convertirá en todo un símbolo renacentista, de la historia del arte y de la cultural ciudad de Florencia: El David.

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La mente que lo ideó todo

Escribir sobre Miguel Ángel es hacerlo sobre uno de los mayores escultores y pintores de la historia del arte. Nacido en Capresse, Italia, el artista cuenta con un prolífico trabajo en distintos campos artísticos que desarrolló a caballo entre Roma y Florencia, lugares de residencia de sus principales mecenas.

A una edad temprana, apenas contaba con 26 años de edad, se fijó en un inmenso bloque de mármol de Carrara comido por la maleza que se encontraba en el patio del departamento donde trabajaba. Preguntando por la piedra, descubrió que varios artistas antes que él intentaron tallarla, pero uno tras otro fueron abandonando sus proyectos. Tras varios meses pensando día y noche en aquel bloque, Miguel Ángel vislumbró «el alma dentro del gigante» y se propuso liberar dicha «alma» de la roca.

Cuatro largos años dedicó Miguel Ángel a este trabajo. Su modus operandi destacaba por un absoluto secretismo que lo llevó a colocar 4 grandes muros alrededor del bloque para evitar la mirada de los curiosos, hecho que multiplicó la expectación por la futura obra. El día que por fin se mostró la pieza, se tiraron abajo los cuatro muros y lo que se enseñó dejó sin palabras al público.

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El esplendor de un rey

Ante un público totalmente atónito, se descubrió una colosal figura de unos 5 metros de altura que exhibía el cuerpo totalmente desnudo de un musculoso joven: El David.

Ese David no era ni más ni menos que la representación de la figura bíblica del Rey David, previa al combate contra el gigante Goliat. Su esbelta figura muestra a un apuesto joven de rizada melena y musculado cuerpo, tallado y colocado de tal manera que sus líneas crean una sensación de movimiento. El puño de la mano derecha esconde una piedra, mientras que la izquierda sostiene, y apoya en ese mismo hombro, la histórica honda con la que derrotó al temible gigante.

El David de Miguel Ángel muestra un desnudo explícito atípico, con la ausencia de hojas de parra y pixelados, elementos censuradores de la época. Exhibe todas las partes de su cuerpo sin pudor alguno y con una proporción específica asociada al ideal de armonía de su tiempo, simbolizando, como quería expresar el autor, la conexión del hombre con la naturaleza.

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La opinión del pueblo

Hubo dos principales controversias con el David de Miguel Ángel por parte de la opinión pública y la interpretación que le daban a la estatua: su desnudez y su ubicación.

¡Va desnudo!

El Renacimiento propició un gran cambio de mentalidad, pero este no llegó de la noche a la mañana. La rígida mentalidad de la época llevó a un gran número de personas a no ser capaces de distinguir entre desnudez y pornografía, y el David de Miguel Ángel, que exhibía un desnudo integral, fue tachado de escandaloso e inmoral por el pueblo.

Una mirada desafiante

En un principio, El David iba a ubicarse en la Catedral de Santa María del Fiore, pero esto fue imposible dado su tamaño y que algunos detalles de la pieza no se apreciarían correctamente de situarla allí, por lo que se decidió que presidiera la Piazza della Signora. Sin embargo, el David se caracteriza por una mirada desafiante que tenía que mirar si o si en una dirección concreta y esa mirada dividía al pueblo con dos interpretaciones distintas.

Si la colocaban mirando hacia Pisa se asociaba con el anhelo de reconquistar una ciudad que antiguamente perteneció a Florencia y si miraba hacia Roma se interpretaba como un guiño hacia el Papado que dio cobijo a los Medici, tan odiados por el pueblo florentino. Esta decisión levantó trifulcas e incluso se apedreó a la estatua durante su trayecto hasta la Piazza, donde finalmente se colocó en dirección hacia Roma.

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El reinado de David

La obra sigue brillando como una de las mayores expresiones del Renacimiento y una de las piezas más aplaudidas de la escultura y la historia del arte. El David, que representa a un rey bíblico en todo su esplendor, mantiene a día de hoy esa esencia regia dentro del mundo artístico, asombrando a toda aquella persona que pasa por la Galería de la Academia de Florencia, lugar de descanso de este auténtico rey de mármol.

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