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El Palio de Siena: setenta segundos de pura pasión toscana

Un día de julio y otro de agosto se lleva a cabo la mayor carrera de caballos de toda Italia, el orgullo de la ciudad de Siena.

Una fugaz carrera de caballos que enfervoriza a toda la ciudad de Siena con tres vueltas a una plaza y en apenas setenta segundos, así es el Palio de Siena. Esta competición enfrenta a todas las zonas de la ciudad que correrán por el honor y la gloria de custodiar durante un año el estandarte conocido como palio.

En las siguientes líneas descubrirás los secretos de esta gran carera que paraliza la Toscana, un pedazo de la historia y la cultura de Siena y de esta bella región de Italia.

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TRADICIÓN CENTENARIA

Los inicios del Palio de Siena se remontan muchos, muchos años atrás. Se tiene constancia de que su génesis tiene lugar allá por el año 1200 d.C., sin embargo, es en la etapa renacentista cuando adquiere su actual significado y el estatus de festividad más importante de Siena.

El ambiente medieval de aquellos inicios se sigue respirando en las celebraciones de hoy en día. La estética de Siena y la fe con la que los sieneses viven esta gran carrera hacen que, durante la celebración del Palio, la ciudad vuelva a sentirse más medieval que nunca a través de una gran recreación de aquellos tiempos.

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UN ENCUENTRO APASIONADO

El Palio de Siena es mucho más que una simple fiesta. Para los sieneses es toda una forma de vida, un modo de demostrar a Italia entera la pasión y el orgullo de pertenencia que tienen todos sus vecinos hacia esta tierra toscana.

Y ese sentimiento no se queda ahí, sino que se divide dentro de la propia Siena. El Palio es una gran carrera y como tal tiene sus bandos, en este caso conocidos como contradas. Estas son las representaciones de distintas partes de la ciudad y la misión en la gran carrera es que tu «contrada» triunfe por encima de las vecinas.

Esta apasionante carrera se celebra de manera bianual. Una tiene lugar durante el 02 de julio y la otra ocurre el 16 de agosto, ambas con unos preparativos que tienen lugar durante los cuatro días previos. Sin embargo, si preguntas a los vecinos de Siena, el Palio se vive durante todo el año, es decir, 365 días en los que las contradas buscan cuidar sus alianzas, calentar la enemistad con los demás rivales, analizar caballos y jinetes y otros muchos detalles hasta la llegada de la fecha señalada.

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LA ALEGRÍA VA POR BARRIOS

Como habéis podido leer unas líneas atrás, los diferentes bandos que compiten en la carrera son denominados como contradas. Este término viene de los tiempos en los que la ciudad estaba amurallada y grupos de ciudadanos se agrupaban bajo la protección de un noble en concreto.

Ser miembro de una contrada significa un sentimiento de pertenencia para toda la vida. De esta manera surgen un total de diecisiete, cada una con una colorida bandera representativa y un curioso nombre: Aquila, Bruco, Chiocciola, Civetta, Drago, Giraffa, Istrice, Leocorno, Lupa, Nicchio, Oca, Onda, Pantera, Selva, Tartuca, Torre, y Valdimontone.

Cada contrada tiene un representante durante el año para realizar distintas funciones y es sustituido cuando comienzan las celebraciones centrales por un capitán que será su líder durante los cuatro días principales del gran evento.

En lo referente a la carrera, y por motivos de seguridad, únicamente son diez las contradas que participan y estas plazas se dividen en siete para aquellas que no compitieron la carrera anterior y otras tres que se escogen a través de un sorteo. Esto determina si la carrera es entre aliados o enemigos y deparará diversas estrategias a llevar a cabo durante la carrera.

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SIENA CALIENTA MOTORES

Durante los tres días previos a la carrera, se realizan distintos tipos de tradiciones. Todo comienza con el sorteo de caballos, ya que las contradas no disponen de los suyos propios, sino que es el Ayuntamiento de Siena el que proporciona dichas monturas a las contradas. Durante este sorteo, los capitanes se presentan ante un jurado y estos sacan las bolas dando a conocer el resultado. De este modo, la suerte es el primer protagonista de la gran carrera, dotando de los caballos favoritos, también conocidos como Bombolone, a algunas contradas mientras que otras se tendrán que conformar con caballos de hándicap más pobre, a los que denominan como Brenna.

Una vez repartida la suerte, cada contrada ha de seleccionar a un corredor para montar el caballo y competir en la gran carrera. Hay distintos jinetes repartidos por toda Siena y la decisión de elegir uno u otro, y de estos mismos por correr en una u otra contrada, se moverá por el corazón, basado en el sentimiento, o por la cabeza, en una mezcla de características afines entre caballo y jinete. Estos realizan carreras de entrenamiento, tanto por la mañana como por la tarde, para preparar la gran carrera del cuarto día.

En cuanto al caballo, los días previos a la carrera se encuentra entre algodones y se le aplican distintos tipos de tratamientos para garantizar la seguridad del equino, en un proceso conocido con el nombre de Barbaresco. Un detalle importante con respecto al caballo es que, si el jinete cae a tierra y el animal cruza como primero por la línea de meta, la contrada a la que representa dicho caballo sería coronada igualmente como campeona.

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LA GRAN CARRERA

El día de la gran carrera, Siena entera se paraliza. Todo comienza a las 08:00 horas con los jinetes asistiendo a misa para pedir que la carrera transcurra con normalidad, sin ningún accidente. Más tarde, se continúa con comidas celebradas por las contradas, para ir calentando el ambiente.

En el momento exacto, da comienzo un desfile en el que las diferentes contradas, vestidas cada una con su folklórico traje, realizan un histórico trayecto que desemboca en la Piazza de Campo, lugar donde se realizará la carrera y donde se reúnen todos y cada uno de los distritos. Una vez allí, 70.000 enfervorizados sieneses llenan el centro de la Piazza de Campo, cubierta de tierra para aumentar la seguridad de jinetes y caballos, y comienzan sus vítores hacia sus campeones que, a lo largo de tres emocionantes vueltas, determinarán quién se llevará a casa el ansiado palio.

Caballos y jinetes se colocan en la mossa, nombre de la línea de salida, se santiguan todas las veces que sea necesario, pidiendo una última ayuda divina para la carrera, y fijan la mirada en la cuerda que tienen delante y que, tras su caída, dará comienzo al Palio. Y entonces, la cuerda cae.

La Piazza se convierte en una simbiosis de gritos, galopes y relinchos durante tres vueltas que apenas duran un suspiro. Setenta segundos después, ya tenemos un ganador.  La enfervorecida contrada ganadora agasaja a caballo y jinete, los héroes del día, y sacan pecho con un orgullo que les durará durante todo el año que el palio va a permanecer en su poder.

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TODA UNA EXPERIENCIA

Como habéis podido comprobar, el Palio de Siena va más allá de una simple celebración. El Palio simboliza la expresión cultural de toda una ciudad, incluso se podría decir que representa a toda la región de la Toscana, y es considerada una de las celebraciones que más interés suscita en el país transalpino.

Una espectacular carrera de caballos envuelta en una atmósfera medieval que se ha convertido en toda una curiosidad cultural, histórica y turística. Así es el Palio de Siena, la carrera de caballos más importante de toda Italia.

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